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El bosque de bambú de Kioto, Japón

Sombras de clorofila y un susurro del suave balanceo de los troncos de bambú caracterizan este peculiar bosque en Sagano Arashiyama, en las afueras de Kioto, Japón. Esta hermosa arboleda compone un paisaje natural, estético, tranquilo, exótico, de hierbas gigantes… un lugar fascinante de la cultura japonesa con un gran potencial como recurso verde.


Rutas de senderismo atraviesan este bosque de bambú proporcionando una vista excelente y pintoresca de las gigantes hierbas verdes y el frondoso dosel. No es de extrañar que este bambú haya inspirado a artesanos japoneses durante siglos.

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En los alrededores de este bosque se pueden encontrar varios talleres que fabrican cestas de bambú, vasos, palillos y otros muchos acesorios tan típicos de la vida cotidiana de los japoneses.


La forma lineal del bambú se utiliza en japón para diseños de interiores, vallas, artes marciales e instrumentos musicales. En el siglo X, el bambú ya era una parte crucial de la cultura japonesa y se consideraba un «material incomparable», sobre todo para la fabricación de flechas, lanzas y silbatos.


El bambú es muy resistente y duradero, de hecho algunas investigaciones afirmaron que tiene una mayor resistencia a la tracción que muchas aleaciones de acero, una resistencia a la compresión superior a distintos hormigones, y, lo que es más increíble, no es digerible por las termitas.


El bambú tienes una serie de nudos y sus fibras le dan una incomparable fuerza y flexibilidad. Algunas casas hechas de bambú han llegado a resistir terremotos de magnitud 9,0.


Hay que saber que el bambú, un recurso renovable, también tiene la característica de ser la planta que más rápido crece en el mundo. Algunas de sus especies pueden llegar a crecer 4 pies (1,20 metros aproximadamente) en un período de 24 horas, además se regenera por completo después de ser cortado en un plazo de 6 meses, mientras que un árbol normal tardaría de 30 a 50 años.


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